Diversas han sido las denominaciones que
ha tenido esta etnia, debido a la amplitud del territorio
en que se desarrolló su existencia y a la dificultad
de obtener datos de esta naturaleza por navegantes y viajeros
de otras épocas, así como también por
la influencia que ejerció lo que anotaron algunos investigadores
sobre el particular.
|
Mujer trenzando un cesto |
Otro factor que debemos señalar
se relaciona con la falta de entrenamiento auditivo
de quienes recogían los testimonios lingüísticos;
de allí la variedad de grafías que se
encuentran en todos los escritos. Fitz-Roy fue el primero
que designó a un grupo de indígenas que
habitaban hacia el Oeste del Canal Beagle y el Estrecho
de Magallanes con el nombre de Alikhoolip, indicando,
además, la existencia de otros dos grupos. Sitúa
al primero en la parte central del Estrecho de Magallanes,
denominándolos Pecheray, debido a que estos indígenas
lo recibieron con esta exclamación. El otro grupo
que menciona lo ubica cerca de las aguas de Otway y
Skyring, cuyo nombre no pudo averiguar, designándolos
como Huemules. Se han encontrado yacimientos arqueológicos
que muestran que llegaron en esos rumbos 6.000 años
a.C. |
Su estatura media era de 1,66 m. (indios
pescadores de mediano cuerpo y mal proporcionados, según
Juan de Ladrillo, 1557), y muchos relatos hablan de ellos
como gente taciturna y triste. Vivían gran parte del
día en sus canoas, y al anochecer acampaban en una
choza en las playas. La posesión de la canoa de corteza
confiere al individuo su independencia absoluta, mucho más
que la construcción de una choza personal. Usaban el
arpón, pero también la boleadora de una, dos
o tres piedras. El arco, si lo sabían fabricar, casi
no lo usaban.
La edad para el matrimonio se sitúa
entre los 15 a 16 años para los varones y 13 o 14 años
para las niñas, es decir, para los unos y los otros,
un año después de la pubertad. Esta comienza
en los muchachos hacia los 14 años, tal vez un poco
antes; es en esta edad que dejan de andar desnudos. Entre
las niñas, la pubertad tiene lugar hacia los 12 o 13
años. Los alacalufes practican la monogamia. El casamiento
pasa a ser un acontecimiento que debe ser comunicado a todos,
no sólo a parientes y conocidos más cercanos,
sino también públicamente.
|
Candidato del yinciháua
con la pintura facial usual. |
Es difícil asegurar el número
de miembros de un grupo o de una familia, así
como también saber si los grupos que se conocieron,
de 60 a 80 miembros estaban emparentados entre sí,
y así constituían una única comunidad.
Entre 8 y 10 individuos, aproximadamente, vivían
juntos en una choza, y aunque se juntaran muchos al
mismo tiempo y en el mismo lugar, cada familia se componía
solamente del número de personas señalado
arriba, y cada una en especial se preocupaba por su
subsistencia y calefacción, la educación
de los niños, la construcción y conservación
de su choza y de su canoa. Todo el amor y cuidado que
brindan los padres a sus hijos despierta a su vez un
sincero y franco amor de su parte. Los niños
desarrollan un gran amor por el juego, a menudo apasionado,
lo cual es comprensible. La mayoría de las horas
del día deben permanecer sentados inmóviles
en la canoa de corteza. Los niños son completamente
dependientes de sus padres, especialmente cuando aún
son pequeños. Todo niño desde su nacimiento
hasta la pubertad es educado única y exclusivamente
por sus padres, quienes son las únicas personas
que enseñan a la criatura e influyen con su propio
ejemplo para educarla en las costumbres reinantes en
la etnia. |
Como casi ningún otro pueblo primitivo,
la vida social de los alacalufes está exclusivamente
fundada en la familia, a la cual toda persona está
subordinada. No tienen ningún vínculo superior
ni un ordenamiento según la forma de organización.
La familia configura una unidad completamente independiente,
sin ningún tipo de unión con otras familias
u organizaciones. Los hombres más ancianos y los brujos
tienen una cierta influencia o autoridad indefinida sobre
la gente. La única autoridad fija es aquella del hombre
sobre su familia. Sólo las mujeres sabían nadar
(como en el caso de los yaganes), buceaban en busca de mariscos,
con un canasto en la boca. Luego nadando iban a buscar la
canoa que se quedaba alejada de la playa en las algas. En
la canoa, son las mujeres las que reman, los hombres se quedan
de centinela con el arpón para la pesca (lo mismo sucede
con la mujer yámana o la mujer selk'nam, que se llevan
todos los implementos, mientras el hombre permanece disponible
con el arco para una caza eventual).
Los alacalufes están cohesionados
por un efectivo poder estatal implícito, el cual los
custodia y guía. Entre ellos no existe una autoridad
personal visible que una a todo el grupo étnico y lo
guíe. Por lo tanto, entre ellos no se encuentra ningún
cacique o jefe, ninguna persona con una primacía sobre
los otros miembros de la etnia.
La forma religiosa de los halakwoolip registra
la típica creencia en un dios supremo, igual que la
similar que se encuentra en algunos pueblos primitivos. Este
superior se llama Xólas. En lo que concierne a su personalidad,
se lo considera como un puro espíritu, según
la expresión de los indígenas, es "como
un alma después de la muerte", y tampoco antes
ha poseído un cuerpo. Junto a este Xólas no
existe ningún otro espíritu similar; su poder
está por sobre todos los hombres, y por lo tanto, es
esencialmente diferente del alma humana, la cual después
de la muerte toma definitivamente una residencia junto a él.
El owurkan, según Gusinde, podía ser considerado
como médico, chamán o sacerdote encantador.
Se ocupa tanto de las curas de males de salud y de la predicción
del tiempo como de la influencia espiritual sobre la gente.
|
Espíritu
del Yinciháua en posición inclinada. |
Emperaire ha estudiado los espíritus
alacalufes: Ayayema [quien] "cuando impone su presencia
maléfica en los sueños, en las enfermedades,
es preciso cambiar de campamento y emigrar a otra playa";
Kawtcho, el espíritu rondador de la noche, caminando
bajo tierra durante el día; Mwono, espíritu
del ruido rondando por las montañas y los glaciares.
Mientras Emperaire expuso que "la existencia de
un ser superior bueno no tiene prácticamente
lugar en la vida religiosa de los alacalufes",
algunos misioneros, como A. de Agostini, pensaban que
los alacalufes creían en un ser bueno invisible
llamado Alp-láyp, al cual le daban gracias cuando
tenían copioso alimento, y en un ser malo, Alel-Cesislaber,
un gigante que se llevaba las personas que cruzaba a
su paso. |
Creían que los buenos después
de su muerte van a un bosque delicioso, a comer hasta hartarse
de todo lo que les gustaba durante la vida, mientras los malos
son precipitados en un pozo profundo de donde no pueden salir
más.
Según el firme convencimiento de los
alacalufes, es un ser superior el que lleva al alma individual
desde la tierra hacia él, por encima de las estrellas,
causando con ello la muerte, sin importar si la causa es una
larga enfermedad precedente o un repentino accidente.
|